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LOS PARTIDOS POLÍTICOS DOMINICANOS FRENTE AL FENÓMENO ODEBRECHT

Editorial | 25 de mayo de 2017

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 El fenómRamón Ernesto Perez Tejadaeno Odebrecht avanza incentivando el empoderamiento social, especialmente de la clase media y profesionales independientes que habían estado ocupados procurando soluciones particulares a problemas colectivos y que de repente han entendido que sin un accionar eficiente y ético desde el  Estado esas soluciones nunca llegaran, lo que ha dejado a los Partidos Políticos sin respuestas, sus chat, twiter, Facebook y demás redes sociales de sus activistas, antes tan activas, se han visto de repente silenciadas, pues se habían alimentado de la reproducción de los errores de los adversarios y no de planteamientos con contenido ideológico o que marcaran diferencias conceptuales, propios de actores políticos debidamente formados., lo que estos no hicieron ya que optaron por crear ejércitos de empleados parasitarios cuya única capacidad han sido la de repetir como autómatas lo que les encargan repetir., pero resulta que Odebrecht parece llevarse entre sus piernas, dulce en el pasado, amargas en el presente, a muchos de los principales actores, por lo que resulta peligroso tirar la primera piedra.

Desde hace décadas los partidos políticos dominicanos han resistido y sobrevivido a las críticas que se le han venido haciendo sobre aspectos fundamentales de su accionar y que contravienen las aspiraciones y anhelos de los sectores sociales que aspiran ver en esto un desempeño más positivo para el desarrollo del País., el tiempo ha pasado y dejado como regalo de este accionar la organización de mafias en torno al presupuesto nacional, la eliminación de la democracia interna en estos, la corrupción en los procesos electorales propios y nacionales, la limitación de la independencia de los poderes legislativo y judicial para ponerlos al servicio de quienes tienen la dirección del ejecutivo., y mientras subía el tono de la crítica estos  daban como respuesta la elaboración de discursos que justificara su comportamiento.,   así les ha sorprendido el fenómeno Odebrecht y el reclamo social de poner fin a la impunidad y a la corrupción que ellos instauraron en el país.

 El fenómeno Odebrecht avanza incentivando el empoderamiento social, especialmente de la clase media y profesionales independientes que habían estado ocupados procurando soluciones particulares a problemas colectivos y que de repente han entendido que sin un accionar eficiente y ético desde el  Estado esas soluciones nunca llegaran, lo que ha dejado a los Partidos Políticos sin respuestas, sus chat, twiter, Facebook y demás redes sociales de sus activistas, antes tan activas, se han visto de repente silenciadas, pues se habían alimentado de la reproducción de los errores de los adversarios y no de planteamientos con contenido ideológico o que marcaran diferencias conceptuales, propios de actores políticos debidamente formados., lo que estos no hicieron ya que optaron por crear ejércitos de empleados parasitarios cuya única capacidad han sido la de repetir como autómatas lo que les encargan repetir., pero resulta que Odebrecht parece llevarse entre sus piernas, dulce en el pasado, amargas en el presente, a muchos de los principales actores, por lo que resulta peligroso tirar la primera piedra.

 Las informaciones falsas y auténticas abundan sobre Odebrecht y es notoria la intención de muchos que el asunto se asuma como un problema  partidario, lo que le daría a los partidos la categoría de asociación de malhechores de consumarse esa intención., pero la verdad es que Odebrecht fue una piñata en la que se distribuyó por mucho tiempo  el presupuesto nacional, haciendo ricos a unos pocos, pobres a la mayoría y colocando al borde de la quiebra al estado., el entierro viene bajando y aunque se pretende que todos asistan, solo deben hacerlo quienes participaron de la fiesta., la responsabilidad penal es individual y los partidos políticos deben aprovechar el fenómeno Odebrecht para limpia al perro de las pulgas, promoviendo primero la renovación ética y luego la generacional, puesto que los principales dirigentes políticos actuales del país han sido actores de primera línea durante los últimos treinta años y bajo su conducción no se ha resuelto uno solo de los problemas de la nación.

 La actual coyuntura encuentra a los Partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Moderno como las entidades políticas llamadas a conducir los destinos del país por lo menos durante los siete años siguientes, en consecuencia serán los más demandados por la sociedad respecto del fenómeno Odebrecht, en consecuencia les toca a ellos sintonizar  o no con el sentimiento nacional que se manifiesta a través de las marchas verdes., pero estarán estos dispuestos a impulsar la transparencia o a mantener el actual estado de descomposición que arropa al país., es trascendente resaltar que, sin excluir a las nuevas generaciones que piden a gritos sus espacios,  ambas organizaciones cuentan en sus más altos órganos de dirección ( comité político y dirección ejecutiva) con miembros que han estado siempre en primera fila y que nunca ha sido cuestionada su moral política, tal es el caso de Ramon Ventura Camejo en el PLD y Milagros Ortiz Bosch, Hugo Tolentino Dipp, José Rafael Abinader, Roberto Fulcar y Tony Raful en el PRM, que pueden ser exhibidos como estandartes del rumbo que deben transitar estas organizaciones si quieren evitar que el fenómeno Odebrecht se convierta en el cementerio donde queden sepultadas.