En sem
anas recientes los dominicanos hemos perdido grandes figuras de la música popular y la comunicación. La mala racha comenzó el pasado 17 de mayo con la inesperada partida del maestro de la locución y pionero de la radiodifusión digital nacional Teo Veras, quien murió de un infarto.
Al cabo de unos días, el 1 de junio, perdimos, víctima de leucemia, al legendario cantante y compositor Joseíto Mateo, conocido como "El Rey del Merengue". No bien fueron sepultados los restos de Joseíto, cuando el miércoles 6 del presente mes la parca regresó en la mañana para arrebatarnos a otro maestro de la locución: Buenaventura Bueno Torres, quien desde hacía bastante tiempo venía padeciendo problemas renales, y ese mismo día, en la tarde, fue a Miami, Estados Unidos, para también quitarnos al maestro Primitivo Santos, quien tanto con su orquesta como en su calidad de compositor cosechó importantes éxitos (en su legado se destaca el hermoso bolero "Unión eterna", composición suya que popularizó con su cantante Camboy Estévez).
Ayer ocurrió el deceso del pianista Rafael Kalaf, quien en los años 70 y parte de los 80 estuvo al frente de su D'Kalaf Piano Bar, donde él tocaba con su conjunto y se respiraba un especial aire de jazz.
En la mañana de hoy, viernes 8 de junio, recibimos la triste noticia del deceso del respetado periodista y productor de programas de radio y televisión Aristófanes Urbáez, luego de varios días recluido en una clínica, debido a una congestión pulmonar que culminó en un infarto. Fue autor de la popular columna "El Roedor", que por largo tiempo mantuvo en el matutino Listín Diario. .
Descanso eterno a cada uno de estos dominicanos, quienes desde sus respectivas áreas dejaron importantes huellas en el alma del pueblo. Solo resta decirles: misión cumplida.
